miércoles, 28 de septiembre de 2011

PRIMERA SESIÓN: LO REAL Y LA REALIDAD

Tomado de: VASCO Carlos Eduardo, BERMÚDEZ Ángela, ESCOBEDO Hernán, NEGRET Juan Carlos, LEÓN Teresa. El saber tiene sentido – Una propuesta de integración curricular. Bogotá: CINEP, 2000.
Bertrand Russell decía que los filósofos son personas que se dedican a elaborar respuestas muy complejas a ciertas preguntas que para el hombre común son muy sencillas de responder. Imaginémonos que vamos por la calle y llamamos al primer transeúnte que nos encontramos y le preguntamos: “Perdón, ¿me podría decir si usted existe?” La persona seguramente diría algo así como lo siguiente: “¿si yo existo? Pues claro que sí... ¿No me ve?” Los filósofos, como Descartes, por ejemplo, no se conforman con una respuesta tan sencilla; sienten que es necesario hacer una larga reflexión en la que se complejice la pregunta inicial (vinculándola, por ejemplo, con otras como las siguientes: ¿Qué es la existencia? ¿Es posible decir que la nada existe? ¿Es posible pensar sin existir, o existir sin pensar?) mediante la cual se arme toda una teoría para responder estas preguntas aparentemente sencillas pero que los filósofos consideran profundas.
Muchas personas piensan que esta ocupación es muy ociosa; que no produce nada útil. Se burlan de los teóricos, y consideran que teorizar es perder el tiempo. Contrariamente, nosotros pensamos que teorizar es una actividad necesaria y muy importante: es lo que nos permite pensar más profunda y complejamente para fundamentar nuestras acciones y para poder tomar algunas decisiones que son especialmente trascendentales en forma bien fundamentada y válidamente razonada. Las discípulas de Piaget, Anette Karmiloff-Smith y Bärbel Inhelder lo dijeron en forma contundente: si usted quiere ser práctico, consígase una buena teoría.
En el campo de la educación, y particularmente en lo que tiene que ver con los procesos de aprendizaje y de enseñanza, a diario tenemos que tomar decisiones que nos parecen lo suficientemente trascendentales para que ameriten una reflexión teórica profunda. Por esta razón queremos iniciar este documento con algunas consideraciones acerca de qué es lo que conocemos y de qué manera lo conocemos.
Muchas personas dicen que lo que uno hace en la escuela es aprender a conocer la realidad: la realidad social, la realidad natural, la realidad histórica. Si tomamos en serio la tarea de tratar de enseñar a nuestros alumnos a conocer la realidad, la primera pregunta que debemos enfrentar es “¿Qué es la realidad?” Otra pregunta que no tardaremos después en enfrentar es la de si la realidad es cognoscible o no, o sea si se deja conocer o se resiste a revelar sus secretos, y en caso de que sí sea posible conocerla, surge inmediatamente la pregunta sobre cómo hacemos para conocer esa realidad.
Ante estas preguntas es probable que muchas personas contesten que la realidad es sencillamente lo que nos rodea; todo lo que está ahí y que podemos ver, tocar u oír. Dirán que indudablemente la realidad se puede conocer en forma bastante simple: observándola cuidadosamente y describiéndola en forma veraz. Otras personas no ven tan simple la respuesta y piensan que la realidad no es sencillamente lo que nos rodea, sino que para poder hablar de la realidad es necesario hablar de la cultura, de las prácticas sociales, de las ideas, de las teorías o de las concepciones filosóficas; la realidad no es sencillamente lo que está ahí frente a nosotros, sino todo aquello que pensamos y sentimos ante lo que nos rodea. El solo hecho de que hablemos sobre la realidad como aquello que nos rodea, o como todo lo que está “allá afuera”, ya indica que los que hablamos nos estamos excluyendo de la realidad, como si todo lo que estuviera dentro de la frontera de nuestra piel o dentro de nuestra caja craneana no fuera realidad.
A pesar de la observación anterior, aceptemos provisionalmente que la realidad es todo aquello que está a nuestro alrededor. Si tomamos entonces en serio la tarea y empezamos a discutir sobre qué es lo que está ahí afuera a nuestro alrededor, pronto nos daremos cuenta de que, contrariamente a lo que pensábamos en un primer momento, es difícil ponernos de acuerdo sobre qué es aquello que nos rodea.
Tomemos un ejemplo muy sencillo. Estamos en un jardín. Para algunas personas ese jardín puede ser muy lindo, para otras puede ser muy cursi; para algunas puede ser un sitio para descansar, para otras es un sitio para cultivar hierbas aromáticas; para algunas puede ser un apreciado elemento decorativo, una forma de tener aire puro y paz alrededor de su casa, para otras es un espacio perdido que podría tener un uso más productivo. ¿Cuál es entonces ese jardín en la realidad? En este caso, ¿qué es la realidad?
Tal vez el jardín y su realidad le parezcan al lector algo demasiado sencillo y cotidiano, y tanto la pregunta por la realidad del jardín como las posibles respuestas no le despierten mucho interés en este caso. Si consideramos un ejemplo más complejo, la pregunta sobre qué es la realidad, y sobre todo las respuestas que demos a ella, nos parecerán sin duda mucho más llamativas. Supongamos, por ejemplo, que en clase de historia decimos que vamos a estudiar un suceso que ocurrió en realidad: Cristóbal Colón desembarcó en estas tierras en 1492, y a partir de esta fecha se inició un proceso de migración y asentamiento de gentes venidas de otras tierras. Algunas personas dicen que lo que sucedió fue que los españoles descubrieron un nuevo mundo y que lo colonizaron para evangelizar y culturizar a sus habitantes; otras personas dicen que lo ocurrido en realidad no fue un descubrimiento, pues estas tierras ya estaban habitadas y eran conocidas por otras muchas sociedades, y que no se trató de un proceso de evangelización y culturización sino de un proceso de exterminio de culturas ya existentes y de rapiña descarada de las riquezas de este continente.
En este caso la pregunta y la respuesta sobre cuál fue la realidad es de muchísima mayor importancia. Mucho dinero se gastó y mucha tinta fluyó en 1992 con motivo del quinto centenario de ese hecho; muchos gobiernos se aprovecharon o se resintieron; muchos funcionarios fueron nombrados o destituidos por su respuesta a la pregunta de si el “Descubrimiento de América” fue una realidad o una ficción eurocéntrica, o de si valía la pena celebrarlo o repudiarlo.
Para las reflexiones pedagógicas que haremos en el presente documento, es muy importante tomar una posición clara sobre algunos problemas más generales que los planteados por las preguntas de los ejemplos anteriores, que al comienzo caracterizábamos como preguntas filosóficas: ¿Qué es la realidad? ¿Es posible conocer la realidad? ¿De qué manera conocemos la realidad?
Iniciemos pues nuestra reflexión abordando estos interrogantes. Partiremos de una afirmación fundamental: no es posible hablar de la realidad; sino de mi realidad; mi realidad no es lo mismo que lo real; en los ejemplos que ofrecimos esto fue evidente. Puede hablarse de mi realidad, de su realidad o de nuestra realidad, pero no de la realidad como si fuera única, absolutamente verdadera, sobre la que todos debemos estar de acuerdo. Propondremos en su lugar un nuevo concepto: lo real. Explicar este concepto es difícil, porque para la gran mayoría de las personas la realidad y lo real es lo mismo.
Desde nuestra perspectiva teórica, lo real existe como un gran proceso englobante o macro-proceso. Lo real es una totalidad altamente compleja y dinámica. Por tanto, podemos decir inicialmente que tiene al menos tres propiedades connaturales: totalidad, complejidad y dinamicidad. Decimos que lo real es una totalidad, porque todos los procesos o subprocesos que lo componen están relacionados directa o indirectamente conformando una unidad global. Decimos que lo real es altamente complejo, porque los subprocesos que creemos identificar en ese gran proceso son múltiples y de diversa naturaleza. Decimos que lo real es dinámico, porque el macro-proceso está siempre en movimiento y porque tanto los subprocesos como la manera de relacionarse unos con otros cambian y se transforman permanentemente, incluso cuando tenemos la impresión de que son estáticos.
También tenemos que postular una cuarta propiedad: creemos que, a pesar de ser una totalidad compleja y dinámica, podemos conocer algo de lo real. En otras palabras, postulamos que lo real es cognoscible. Para poder explicar por qué creemos que lo real es cognoscible, además de las tres propiedades señaladas inicialmente, afirmamos que tiene otras tres muy importantes: lo real es ordenable, analizable y modelable. Si no tuviera estas otras tres propiedades, sería imposible conocerlo.
En efecto, si lo real no fuera también ordenable, sería imposible hallar aquellas regularidades que nos permiten explicar, predecir o controlar algunos subprocesos. Si no fuera analizable, no podríamos distinguir subprocesos, hacer recortes y fijar nuestra atención en ciertos aspectos, y tendríamos que conformarnos con estar frente a una totalidad inasible e inabarcable. Si no fuera modelable, no podríamos hacer representaciones, “mapas mentales” o “modelos” de lo real, que son los que nos permiten orientar nuestra acción sobre y en lo real.
En correspondencia con estas características de lo real, afirmamos también que la naturaleza de nuestro cerebro es tal que puede conocer lo real, pero que los procesos y subprocesos de ese macro-proceso, y todo aquello que nosotros identificamos como los momentos, los elementos y las relaciones de lo real, así como sus transformaciones, no pueden ser conocidos sino a través de representaciones, mapas o modelos de ellos, que siempre serán fragmentarios, parciales e incompletos, que siempre corresponderán sólo a una perspectiva: mi perspectiva de lo real, y que nunca nos darán garantía segura de representarlo adecuadamente, y mucho menos fiel o verdadera mente. En lo sucesivo hablaremos preferentemente de modelos. Estos modelos son precisamente esas representaciones, mapas mentales o perspectivas de lo real en sus dimensiones materiales, sociales y subjetivas, cuya combinación constituye nuestra realidad y que según hemos dicho anteriormente, llamaremos la realidad para diferenciarla de lo real.
De lo real no podemos, entonces, decir nada más de lo que hemos dicho, pues tan pronto intentamos hacerlo, estamos hablando ya de nuestra perspectiva de lo real, de nuestra realidad, y no  lo real mismo.
Insistimos en que todo lo anterior no es fácil de entender, puesto que tenemos la tendencia a pensar que nuestra realidad es lo real. Dicho de otra manera, tenemos la tendencia a pensar que somos capaces de “ver lo real tal como es”, de tal forma que estamos seguros de que nuestra realidad es exactamente igual a lo real y, en consecuencia, que nuestra realidad es igual a la de todas las demás personas y sociedades. Pero con frecuencia encontramos que nuestro interlocutor en una conversación puede, y de hecho la mayoría de las veces tiene, una perspectiva diferente sobre un mismo sector de lo real, y esto muchas veces genera fuertes discusiones y conflictos. Así empezamos a entender lo difícil que es afirmar que somos capaces de ver lo real tal como es, o como algunas personas dicen, que somos capaces de ser totalmente objetivos.

EPISTEMOLOGÍA SEGUNDO SEMESTRE 2011

GRUPO J1 LUNES 4-7 pm

CIPAGAUTA CRUZADO LINA MARÍA
DELGADO RODRÍGUEZ LAURA MARCELA
DÍAZ GONZÁLEZ SERGIO A.
DÍAZ SANDOVAL MANUEL FELIPE
GIRALDO QUEVEDO VIVIANA ALEJANDRA
HERNÁNDEZ REYES JESENIA
LIZCANO QUINTANA JORGE ALEXANDER
MARTÍNEZ MARTÍNEZ MARÍA FERNANDA
NAVARRO MORALES SILVIA JULIANA
POSADA ARCINIEGAS YUDY PAOLA
PUENTES PALACIO MICHAEL SNEIDER
ROMÁN GÓMEZ MARCELA
SANABRIA RODRÍGUEZ ALEJANDRA STEFANÍA
TORRES GARCÍA LAURA STEPHANIE
URIBE DÍAZ ANA GABRIELA
VARGAS CERVELEÓN EDINSON
VERA JURADO MARÍA ALEJANDRA
ZÁRATE HERRÁN ANGIE YULIANA

GRUPO J2 VIERENES 4-7 pm

BARAJAS MORENO FREDDY ALEXANDER
BELTRÁN LUISA FERNANDA
CABEZA MANUEL ANDRÉS
CARRILLO SANDOVAL LUZ KATHERINE
CASTELLANOS DAZA JONATHAN
CASTRO QUIROGA WILLIAM MANUEL
DURÁN PINTO KARINA
GÓMEZ DÍAZ ADRIÁN
MOGOLLÓN C. HAROLD MAURICIO
MORANTES RODRÍGUEZ LAURA
MORENO V. KATERIN ANDREA
NOVA OREJARENA ÉRIKA MIREYA
ORTEGA MARTÍNEZ EMERSON ALEXIS
PABÓN VILLAMIZAR LAURA JULIETH
PEREA NIÑO CAROLY ANDREA
PINTO CADENA JESÚS ALBERTO
PORRAS SUÁREZ MÓNICA ANDREA
QUIROZ F. MARÍA FERNANDA
RAMOS JAIMES JANETH ANDREA
RODRÍGUEZ INGRID JULIETH
ROJAS TRIANA FERNANDA
SALAZAR RUEDA DARÍO
SARMIENTO TRILLOS LAURA TATIANA
SUÁREZ CRUZ PAMELA ANDREA